sábado, 2 de marzo de 2013

Crónica del tercer sábado. Por Jesús Romero.

Este Sábado no ha sido tan normal como otro sábado de Cuaresma, veníamos de convivir una gran comida de hermandad en el  arca de Noe bueno  organizada y subvencionada por el hermano Casto ya veníamos con el  grito de guerra  (viva el ancla de Noe).
Eran la 20:30 otra noche más de este frío mes de febrero, como cada sábado nos reunimos los hermanos del ancla en nuestra corporación a disfrutar de otro subida al calvario, se  notaba muy buen ambiente entre los hermano y varios invitados ya conocidos entre nosotros.
Nos sentamos en nuestra mesa y empezamos a disfrutar de esos fabulosos platos que nuestro cocinero Elías nos prepara con tanto cariño y siempre acompañado de nuestro vino y las voces de nuestros hermanos entonando cuarteleras y cantando nuestras canciones.
Nuestro jefe de ruta el hermano Andrés nos guía al calvario con mucha puntualidad hacemos todas y cada unas de las paradas que tenemos, y a más de una estuvo a punto de subir a alguna forastera a la alpatanera, va pasando el tiempo y vemos como el vino va haciendo estrago en varios hermanos y sobretodo en sus invitados, al final llegamos todos a nuestro cuartel como es de costumbre algunos más perjudicados que otros.
Es hora de tomarnos el caldito o vida extra, como algunos hermanos lo llaman, el honor de levantar esta tercera pata lo tiene el hermano Luis Melgar por la gran labor que siempre realiza en su corporación, este sábado  la tercera pata recae en nuestro hermano Andrés Pérez recordándole que después de muchos momentos malos esperamos que vengan momento buenos. Sin darnos cuenta lo hermanos se fueron marchando unos por voluntad y otros sin voluntad ni nada como nuestro hermano invitado Cristian otro año que los cuadros se le mueven. Cuando la noche creíamos que se iba a terminar vino como es de costumbre nuestro hermanito Manolo de la conversión y como es habitual prediciendo que en poco tiempo vienen sus hermanos a rescatarlo de nuestras garras y así fue, juntándonos mas de veinte hermanos cuando la noche estaba a punto terminar pues para otros volvió a empezar, pero eso en otra ocasión se podrá contar.
Un abrazo hermanos.

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