Casi sin darnos cuenta por la rapidez del paso del tiempo, nos encontramos de nuevo en tiempo de Cuaresma, en esa fecha tan especial para nuestro pueblo y su mundo "manantero". Voy a intentaros plasmar a modo personal mis vivencias en este primer sábado cuaresmal en nuestro cuartel:
Tras un día algo ajetreado por mis ocupaciones, que no son pocas, sobre las 20:30 llego a Puente Genil, y tras una visita por mi casa para ver a mis guapos sobrinos y a mi madre, me dirijo a "La Esquina", donde me esperaban mis hermanos Rafa Navas, José M. Mateo y su compañero de trabajo "Loren", que visitaba por primera vez nuestra localidad, siendo el único invitado que nos acompañaría en este primer día cuaresmal, partiendo ya juntos camino de nuestro cuartel.
Una vez allí, nos vamos congregando los hermanos del Ancla en torno a la mesa, siéndome asignado junto con el hermano Andrés Pérez el cargo de "ayudantes de cocina" de éste sábado, y a éste último como "Jefe de Ruta". Mencionar que pese a ser una Corporación con sólo 20 hermanos en activo, nos reunimos casi todos, siendo en la mesa 16 más un invitado.
Antes de sentarnos a la mesa, y quedándose en lo anecdótico, se echa en falta "algo" en el atril, por lo que con premura se realiza por parte de Pepe Borrego y Andrés una búsqueda de las lecturas del Evangelio, siendo éstas infructuosas.
Se comienza la velada con unas palabras del Presidente Luis F. Reina, el que amablemente, da la bienvenida a los asistentes, dando por comenzada oficialmente la Cuaresma en nuestra Corporación. A partir de ahí, y como singularidad de éste sábado, aparte de los turnos de palabra y las "cuarteleras", se entremezclan los canticos propios de S. Santa con los de Carnaval, letras que son legado, propiedad y señas de identidad de este Grupo, y que varios de sus hermanos se empeñan año tras año en conservar la tradición de cantarlas. En otro momento se levanta e interviene de nuevo el Presidente, el cual con un nudo en la garganta, recuerda los desagradables sucesos en torno a la figura de nuestro Patrón Jesús Nazareno, al que robaron vilmente en días pasados la corona y varios enseres más, resultando dañada la imágen, detallando estos daños y desmintiendo otros rumores desorbitados que se escuchaban, ya que por el cargo de Camarero de Jesús que ostenta, conoce de primera mano estos hechos.
Se degustan ricas viandas regadas con tradicional uvita, lo que unido al gran ambiente reinante, nos hace llegar casi sin darnos cuenta a la hora de la subida a la "Casa de Nuestro Padre", por lo que el hermano Andrés indica a los asistentes que en breve se emprenderá la marcha.
Portando el cesto de mimbre lleno de vino, comenzamos las paradas establecidas, entonando nuestros canticos a coro, cuarteleras, y compartiendo agunos momentos con hermanos de otras Corporaciones. El hermano Pozo tiene la deferencia de repartir unas almendritas durante el camino, lo que se le agradece. Tras una parada fugaz en la "Cuestecilla la Amargura", rebautizada por el hermano Jacinto como "La cuesta de la freidora", llegamos a la puerta "de los Dolores" , y nos dimos cuenta de que nos estábamos quedando sin vino, por lo que tomé la iniciativa de descender "de las cumbres" para reabastecernos. Al llegar a la puerta del cuartel, Elias se encontraba tirando la basura, diciéndole yo "Aqui que nos hemos quedado sin vino", a lo que éste responde, "Joé!, y eso que es el primer sábado y estabais desentrenados, a ver como bajais!".
Si no me falla la memoria recuerdo pocos años el Calvario tan concurrido en este sábado de Carnaval, aunque se notó que los Grupos llevaban algo menos componentes, siendo casi todo gente joven.
Ya en el cocherón nos reagrupamos todos de nuevo, y tras unos cánticos y cuarteleras nos dirigimos de nuevo al cuartel para comenzar a cenar, comentando las "mejores jugadas". Tras el brindis nos llega a la mesa un caldito con picadillo que tuvo una gran acogida, menos por el hermano invitado, que pese a que yo mismo lo estuve "cuidando" en la parte que me tocaba, bajó algo perjudicado, por lo que cogió escaleras abajo en más de una ocasión. El hno. Pozo, tras varios intentos fallidos durante la subida para cantar el "Batido", por fín consiguió que se entonara, aunque costó un poco arrancar.
También digno de reseñar es el "rescate" de la Cruz de madera por parte de Jacinto, que aunque ya preguntó por ella antes, no le terminó de cuadrar que el hermano artístico la guardara en la casa nueva, por lo que fué a buscarla en la penumbra de la noche, equivocándose de habitación, e incluso se quedó encerrado, teniendo que ser liberado por su compadre Mateo, con el que realizó la procesión de dicha Cruz antes de devolverla "a su sitio".
Tras la cena el Presidente dió el honor de levantar la pata a mi hermano Domingo, que es para mí un orgullo tenerlo en la Corporación. Se ve que todo iba a quedar en casa, porque luego se le entregó la misma a mi cuñao Mateo, toda una institución en este grupo, el cual parte por la emoción, y parte porque no le dejamos, no pudo extenderse en su discurso de agradecimiento.
Como veis en esta Corporación no falta de nada. Con todo esto y no muy tarde tomé la decisión de retirarme, fruto del cansancio.
Para terminar felicito a mi hermano Andrés por la gran estación realizada como Jefe de Ruta, y a toda la Corporación, ya que una vez más se demuestra la ejemplaridad de ésta tanto dentro como fuera del cuartel. Un abrazo.
!!VIVA EL ANCLA!!
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