miércoles, 17 de marzo de 2010

2ª Subida al Calvario. "Tentaciones de Jesús".(Crónica de Antonio Diaz Ruiz)


Este Segundo Sábado tuvo lugar quizá el momento más emotivo de los que he tenido la ocasión de vivir en mis años de Mananta. Pocos seguramente pero suficientes. Normalmente al discurso de cualquier Hermano le suceden aplausos, vivas, muestras de calor, de agradecimiento, e incluso emociones más profundas.
Independientemente de cuales sean sus palabras, expresiones o formas, es el sentir de un Hermano que se levanta en la mesa y nos abre sus sentimientos, y eso es sagrado en nuestra Semana Santa. No sólo hay que respetarlo sino también valorarlo.

Pero en este Sábado sucedió algo nada habitual, y es que a las palabras sencillas y sin adornos de nuestro Hermano Manuel les sucedió el silencio. Todo el Cuartel quedó mudo, reflexionando por todo lo que había en ellas. Tal fue la parálisis que nos produjo que no hubo aplausos, ni vivas, ni mucho menos reproches. Personalmente, nunca había vivido nada igual. A riesgo de sintetizar en exceso, las palabras de nuestro Hermano Manuel pueden resumirse en que "El verdadero patrimonio de un Cuartel son sus Hermanos, su ambiente, su unidad y hermandad. El resto son añadiduras sin la mayor importancia.".

Conviene tener presentes esas palabras especialmente en estos tiempos en los que la grandeza de los Cuarteles se mide en metros cuadrados y comilonas, y en los que las instituciones públicas quieren convertir en un espectáculo turístico nuestra Semana Santa.

Por su futuro más que nada.

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