Una vez mas, y ya van mas de quinientas, un grupo de anclados nos sentamos a nuestra mesa para vivir en toda su extensión una nueva subida de cuaresma. A eso de las nueve y cuarto el Presidente nos invito a sentarnos para comenzar con la degustación de las suculentas tapas que nos prepara con mucho cariño nuestro cocinero Elías, y casi de inmediato dio la bienvenida a los cuatro invitados que nos acompañaron esa noche, y así mismo los invito, como siempre, a que se sintieran como en su propia casa. Posteriormente comenzamos con nuestras clásicas saetas cuarteleras y nuestras canciones mananteras, que nos escribió nuestro difunto hermano Florencio Barahona; y otras que por tradición cantamos en nuestro cuartel. Para la subida fue nombrado “jefe de ruta” nuestro hermano Juan Carlos Pozo que a pesar de ser una responsabilidad casi nueva para el nos subió como el mas veterano hermano de la corporación. Hicimos nuestras típicas paradas y cumplimos con la tradición en cada una de ellas.
Sobre las doce y media bajábamos a nuestro cuartel, y cuando parecía que todo iba a transcurrir con la normalidad de cualquier otro sábado de cuaresma el destino nos deparo uno de esos momentos especiales que quedaran grabados para siempre en nosotros y que en el futuro recordaremos lo mismo que ahora recordamos algún otro hecho que sucediera en nuestra Corporación en el pasado. compartimos canción y caldos de nuestra tierra con hermanos de una Corporación muy próxima a la nuestra, y no me refiero a distancia material, y muy gustosamente contestamos que si a una petición de colaboración que nos hicieron. Este momento nos hizo recordar a hermanos que están sentados a la derecha del padre y a hablar de su aportación al engrandecimiento de esta nuestra Semana Santa. Posteriormente subimos a nuestro salón y a nuestra vieja Cuaresmera le arrebatamos una patita. En esta ocasión el honor lo tuvo nuestro hermano Manuel Rodríguez, que aunque es el primer año que esta con nosotros, ya nos ha dejado ejemplos de su capacidad y su hermandad. Y tengo que agradecer de nuevo a mi Presidente y a todos mis hermanos, que la tercera pata de la Cuaresma del 2008 me fuera concedida a mi.
Para finalizar la noche sorprendimos a nuestro querido hermano “Rafalin” con el cumpleaños feliz y la aparición del siempre atento Mateo con la tarta con las correspondientes cuarenta velas. Felicidades hermano. también entre risas propiciadas por el estado de un hermano el sábado anterior, la ingenuidad del hermano Andrés Pérez y la ironía del hermano Manolo Aguilar, nos fuimos diluyendo con la madrugada.
Antonio A. González Roldan.
viva El Ancla. viva, viva, vivaaaa….
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